jueves, 18 de septiembre de 2014

Muchas preguntas pocas respuestas


A quema ropa y sin chalecos antibalas se dispararon acusaciones Iván Cepeda y Álvaro Uribe en el debate sobre los nexos con los paramilitares del líder del Centro Democrático. Una bomba de insultos se lanzaron los demás congresistas cuidando la retaguardia de cada uno de los allí presentes.

Así como lo dijo el senador del Centro Democrático, Alfredo Rangel, en su moción de orden pedida mientras hablaba la senadora Claudia Lopez del Partido Verde, exigió respeto tal cual como lo dice la constitución mientras se refiera a personas. De tal calibre fueron los disparos al aire que hasta las ratas de alcantarillas fueron nombradas.

Los insultos, injurias y calumnias fueron al por mayor como si estuvieran de promoción por la época.

El cuestionado expresidente Uribe fue tildado de pertenecer a una junta directiva a la cual perteneció un señor que fue el responsable del asesinato del director en ese momento de El Espectador. También de otras denuncias ya hechas como la amistad con Salvatore Mancuso, habilitación de aeropuertos clandestinos mientras fue director de la Aeronáutica Civil. Claramente estos señalamientos fueron negados y en otros ni un murmuro fue escuchado.

                                          Foto tomada por Carlos Ortega/ El Tiempo

Llegó el momento del más protegido en el país y su discurso a modo presidencial  tomó más de una hora en pleno capitolio. Respondió, atacó y puso en jaque a más de uno que no tenía nada que ver. El 10 del polo, que patea con una izquierda magistral, tuvo que escuchar como su nombre apareció en los computadores de Raúl Reyes, la cantidad de visitas a cárceles en nombres de organizaciones de Derechos Humanos; es decir, se quitó la camiseta amarilla para ponerse el peto de entrenamiento al visitar reclusos y pedir liberaciones de guerrilleros extraditados.

Y como de costumbre en ese aposento criaderos de ladrones (ratas) como lo cree el 90% de la población colombiana, nadie puso la cara para aceptar las denuncias puestas por los otros. Si la justicia del país cojea y de paso no llega, los acusados no aceptan las pruebas por las cuales son mencionados de pertenecer o estar involucrados con actos delictivos ¿cuándo sabremos la verdad? Lo único que falta es nos manden a preguntarle a la mamá de Vicky.


Ahora, los padres de la patria no dan ejemplo en su manera de tratarse entre ellos, cómo pueden exigir que los tratemos bien. El país sigue sin reforma a la salud, sin reforma a la educación, sin reforma laboral; ellos gastándose los impuestos que pagamos, con la seguridad que queremos tener los ciudadanos del común, con el sueldo que cada colombiano desearía ver en sus cuentas de ahorro y ni por esas ponen la cara y responden a lo acusado. Esos son los honorables y respetados padres de la patria.

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