La historia va cambiar

Ese amargo final en Brasil 2014 en el partido de cuartos contra el local, no se va repetir más. Como todo en la vida, hay segundas oportunidades así no se tenga la misma importancia. El partido que va jugar la Selección Colombia, mañana en Miami, va tener un sabor a revancha para los colombianos.

Se viene una nueva era con el mismo técnico Nestor José Pekerman. Él fue quien le devolvió la esperanza al pueblo tricolor con la eliminatoria y el trabajo hecho en el mundial y nos puso a soñar de nuevo con una selección que podía llegar bastante lejos con el esfuerzo que los muchachos le imprimen para obtener los resultados. 

Mientras los muchachos se preparan físicamente y mentalmente, aquí en Colombia o los paisanos en el resto del mundo se preparan para gritar cada anotación hasta más no poder. Queremos vivir ese viernes en la noche como aquellos días de mundial en el que la Selección mostró lo mejor y dejó a más de uno sin voz, pero con una alegría en el alma. Por eso mañana va ser muy común ver mucha gente en los establecimientos públicos viendo el partido o lo que es mejor, ver las manchas amarillas en la calle a cualquier hora del día.

Los rivales no nos van a mirar con como si fuéramos un equipo fácil. El respecto se ganó y se empezó a escribir una nueva historia que muchos aplaudieron. El juego a un toque e individualidades de los muchachos hicieron de la Selección un equipo contundente y eficaz. Muchos de ellos fueron a mejores clubes.

Con James y Falcao juntos, esta vez en la Selección, la ilusión de ver más goles se siente. No es un Brasil fácil porque va ser el primer partido de su nuevo técnico, Dunga, y va mostrar lo bueno de este equipo, pero Colombia tiene con que ser superior. La alegría se siente en el plantel y esto nos llena más de confianza.

Foto: Federación Colombiana de Fútbol

Por eso todo un país está atento al juego de mañana, pues va ser simbólico para nosotros. No es en el Castelao, ni en un mundial pero como toda en la vida, la oportunidad volvió y esta vez con sed de revancha. No nos queremos quedar con el trago amargo de hace unos meses.